sábado, 18 de octubre de 2008
Introduccion al arte rupestre
Arte rupestre, tradición textil y sincretismo en Sutatausa (Cundinamarca).
Sutatausa es un pequeño municipio de la provincia de Ubaté en el departamento de Cundinamarca. Se localiza a 88 km al norte de Bogotá, enclavado en un paisaje quebrado entre los valles de Ubaté y la sabana de Bogotá en el altiplano cundiboyacense. Su altitud promedio es de 2550 m.s.n.m.
El último censo de población arrojó para Sutatausa, entre otros, los siguientes datos: El 1,9% de la población residente se autorreconoce como índígena, el 67,3% nació en otro municipio. Esto confirma el traumático y complejo proceso social que se ha dado en esta región desde el s. XVI., la cual ha sufrido de periodos de despoblamiento casi total, el último de los cuales se dió recién a mediados del s. XX. Esta evidente discontinuidad poblacional, implica igualmente discontinuidad cultural. En su casco urbano habitan menos de 1.500 personas y son pocas las viviendas con más de 50 años; sin embargo, posee uno de los complejos patrimoniales más ricos e interesantes del altiplano, al conjugar en pocos kilómetros imponentes paisajes y excepcionales vestigios de la época precolombina (arte rupestre), la Conquista y la Colonia.
Gracias a las recientes intervenciones en la restauración de su conjunto doctrinero y a la mejora en sus condiciones medioambientales, el municipio ha tomado un nuevo aire y empieza a reconocer en su patrimonio cultural y natural una oportunidad para recuperar su “identidad perdida”, al tiempo de vislumbrar el posible saldo económico que puede implicar su aprovechamiento como atracción y polo turístico de la región.
Este artículo pretende aportar elementos para reconocer la sutil conexión entre los diversos eventos y sitios con carácter histórico y patrimonial del municipio. Se propone como una herramienta narrativa para significar y reconocer en estos lugares la memoria interrumpida, mas no perdida, en más de quinientos años de arte rupestre, tradición textil y sincretismo.
Las evidencias más tempranas de poblamiento en esta región indican la permanencia de grupos de cazadores-recolectores. El hallazgo de material lítico tanto superficial como en excavaciones y sondeos, confirman la estadía de grupos con una misma tradición lítica similar a la de otras zonas del altiplano (Gutiérrez, 1985). Sin embargo, a juzgar por los registros históricos que se tienen desde el siglo XVI, esta región ha sido habitada de una manera intermitente y con muy baja densidad en los últimos 500 años.
En el siglo XVI, los españoles encontraron en el altiplano diversos pueblos que denominaron muiscas, cuyo poblamiento en la región data aproximadamente del siglo VIII, y que se agrupaban bajo una compleja organización social y política. Las primeras referencias escritas sobre los pobladores de Sutatausa datan del periodo de la conquista (Aguado, ca. 1568, Fernández de Piedrahíta,1688), donde se hizo célebre el relato del brutal magnicidio de miles de indígenas muiscas por la resistencia frente al acoso español.
En esta región se encuentra gran profusión de rocas con arte rupestre, en la modalidad de pintura. La primera referencia conocida, a comienzos del siglo XX es de Miguel Triana, quien reseña la existencia de la "Piedra del diablo" muy cerca al casco urbano del municipio, y alrededor de la cual consigna una leyenda:
"Guerreaban los de allende con los de aquende el mencionado boquerón, y para ofrecer obstáculo infranqueable a la corriente invasora resolvieron éstos hacer al dios de las tinieblas un voto suplicatorio de alianza. Dormía el dios Fu durante el día en la contigua laguna de Fúquene y durante la noche andaba por los peñascos bramando por los desfiladeros. La melancólica divinidad escuchó la plegaria y resolvió trasladar a cuestas una piedra enorme para tapar con ella el boquerón de Tausa, pero el fulgor de la aurora lo sorprendió en la poderosa labor y tuvo que soltar su carga antes de llegar al sitio a la orilla del camino, temeroso de que el sol lo iluminara con sus rayos, y emprendió la fuga. El monolito está allí todavía para comprobar la ayuda milagrosa del diablo con las costillas pintadas en tinta roja en una de sus caras" (Triana, 1922)
En 2004 Arguello y Martínez dan a conocer nuevos sitios, reportan el hallazgo de pinturas blancas y negras y registran diversas técnicas de aplicación que no habían sido reportadas anteriormente. Se evidencia así el desconocimiento que aún se tiene sobre las particularidades del arte rupestre de la región y el inmenso potencial y necesidad de realizar estudios más detallados que sobrepasen la urgencias de los trabajos de rescate y los simples formatos de registro.
Los objetos de estudio de este artículo son dos rocas localizadas en pleno casco urbano del municipio, la "piedra de los tejidos" y la" piedra del cementerio", las cuales han resistido al avance de la frontera urbana.
Este bloque aislado se encuentra en medio del cementerio católico del pueblo. Tiene varios grupos pintados con diversos motivos en color rojo. Se destacan una serie de rectángulos con diseños lineales en su interior, "laberintos" y algunas figuras antropomorfas.
Esta roca se encuentra a 150 metros al occidente del cementerio, en los límites del barrio Santa Bárbara. Su nombre refiere a la semejanza de sus motivos rupestres con tejidos. Por su configuración, es un panel muy particular pues todos sus trazos parecen hacer parte de una misma unidad compositiva.
"Otros le llamaban a este hombre [Bochica] Nemterequeteba, otros le decian Xué. Este les enseño a hilar algodón y tejer mantas, por que antes de esto sólo se cubrían los indios con unas planchas que hacían de algodón en rama, atadas con unas cordezuelas de fique unas con otras, todo mal aliñado y aún como a gente ruda. Cuando salía de un pueblo les dejaba los telares pintados en alguna piedra liza y bruñida, como hoy se ven en algunas partes, por si se les olvidaba lo que les enseñaba [...].” (Simón, [1625] Tomo III: 374-376 en Correa, 2004).
Un análisis formal entre los diseños rupestres de diversas piedras en Sutatausa permite advertir la existencia de patrones recurrentes. Como se observa en la gráfica de abajo, en la “piedra de los candados” hay ciertos grafismos que, comparados con los de la “piedra de los tejidos”, se muestran como unidades formales (técnicas de tejido?) que, mediante su modulación, forman diseños más complejos (tejidos terminados?). Esto evidencia que se trató de una realización conciente y hace posible la identificación de articulaciones sintácticas de un lenguaje gráfico que, a su vez, hace parte de un sistema de representación coherente con reglas concretas pero aún difíciles de discernir.
Una de las principales motivaciones que tuvieron los conquistadores españoles en el s. XVI para adentrarse desde la costa caribe al difícil territorio de lo que hoy es Colombia, además del oro, fue la advertencia en su recorrido de mantas y textiles de buena calidad. Estos provenían de las tierras altas del altiplano cundiboyacense y eran motivo de trueque entre los diversos pueblos que habitaban las estribaciones de los andes nororientales (Cardale,1993; Langebaek, 1996). De esta manera llegaron al territorio habitado por los muiscas, quienes, junto con los guanes desarrollaron una rica industria y una compleja cultura en torno a la elaboración e intercambio de tejidos.
La fabricación, uso y comercio de mantas era para los muiscas eje fundamental de su cultura. El diseño de sus textiles no sólo tenía una función ornamental, según los cronistas, sólo los caciques, altos señores y sacerdotes podían llevarlos, pues poseían un valor jerárquico, simbólico o religioso. Los textiles muiscas eran elaborados en algodón y pintados con diversos pigmentos vegetales y minerales, se destacaban por la delicadeza y precisión de sus trazos, para lo cual utlilizaron instrumentos como compases y reglas (Cortés, 1990).
Son pocas y muy fragmentarias las muestras arqueológicas de tejidos que han podido ser documentadas. Las mejor preservadas pertenecen a la región guane en el departamento de Santander, pero también existen algunos ejemplos de Boyacá y Cundinamarca.
Retomamos nuestro recorrido urbano desde la llamada "piedra de los tejidos" y lanzamos ahora la madeja 350 metros al sur hasta el templo doctrinero de Sutatausa.
viernes, 17 de octubre de 2008
¿ Qué es una pictografia ?
La mayor parte de las pictografías en el mundo son de color rojo, pero también se han encontrado pintadas en negro, naranja, amarillo y blanco, entre otros. Al igual que los petroglifos, las pinturas se presentan desde aisladas en motivos individuales hasta entreveradas y superpuestas en complejas composiciones. Algunas veces han sido trazadas sobre una superficie previamente preparada con una capa de pintura roja o naranja.
¿ Qué es un Petroglifo ?
Por medio de diversas técnicas, se lograron plasmar formas que gracias a la permanencia de la roca, aún podemos apreciar. Algunos petroglifos fueron hechos al picar la superficie con una roca más dura, mediante el golpeteo constante con otro instrumento auxiliar, a la manera del cincel y el martillo (percusión). Otros fueron grabados al rayar con el filo de una roca tallada (rayado). La superficie también pudo ser frotada con un instrumento de piedra y finalmente pulida con la ayuda de arenay agua (abrasión).
¿ Qué es el arte rupestre ?
Se conoce como arte rupestre a los rastros de actividad humana o imágenes que han sido grabadas o pintadas sobre superficies rocosas.
En su paso por el mundo, el hombre ha dejado plasmadas en cuevas, piedras y paredes rocosas, innumerables representaciones de animales, plantas u objetos; escenas de la vida cotidiana, signos y figuraciones geométricas, etc., obras consideradas entre las más antiguas manifestaciones de su destreza y pensamiento. Antes del desarrollo de la escritura, las sociedades humanas posiblemente registraban ya, mediante la pintura y el grabado en roca, una gran parte de sus vivencias, pensamientos y creencias.
Su denominación como “arte” no significa que se trate de objetos artísticos en los términosy con las finalidades con que hoy los entendemos desde nuestra cultura occidental. Ésta es sólo una más de las formas como se ha intentado definir su significado. Lo “rupestre” hace referencia al soporte en que se encuentra (del latín rupe: roca). Quizás sea más indicado el término manifestaciones rupestres, pues la palabra “arte” implica darle un sentido que no necesariamente coincide con el que le dieron sus ejecutores.